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Viernes, 08 de Abril de 2011 12:22

ALMA.net

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Año 2312. Muchos años para el ser humano. Nunca pensamos que llegarían tan lejos. En el tiempo, quiero decir. Han llegado lejos en miles de aspectos: viajes espaciales, longevidad, comunicaciones... Sobre todo en las comunicaciones. Muchos de nosotros pensamos que quizá han ido demasiado lejos en este tema.

En 2311, unos meses antes de que sucediera todo, la cosa estaba así: todos los seres humanos estaban conectados a través de ALMA.net. ¿Querías hablar con tu padre, que estaba en Nueva Zelanda y tú en Marte? No había problema. La velocidad de la luz no era un problema tampoco. ALMA.net conectaba a las personas a través de algo casi metafísico: su alma. A estas alturas de la Historia de la Humanidad, habían descubierto que cada ser humano posee cierto poder para comunicarse telepáticamente, sólo que no habían desarrollado esa capacidad lo suficiente. Como casi siempre, se apoyaron en su mejor aliada: la tecnología. Nada más nacer, se implantaba un microchip justo detrás de la oreja. Esto aumentaba la capacidad de comunicación telepática. Curiosamente, sólo se podían comunicar con gente con la cual tuvieran una relación bastante especial, no podían conectarse con cualquiera. Esto desconcertó a los científicos, lo cuales concluyeron que, después de todo, los sentimientos no estaban separados de la ciencia. De ahí el nombre de ALMA.net. El pensamiento general era que podías comunicarte a través del alma.

Sara Marten trataba de comunicarse con su familia desde Marte, precisamente. Le habían llegado noticias sobre la muerte de su padre. Con los nervios y con los ojos rojos de tanto llorar, no podía concentrarse en hacer la llamada. Tanto a ella como a su padre les implantaron los chips ya adultos, ya que nacieron antes de que ALMA.net fuera desarrollado. Trató de calmarse, pero aún así no podía. Cuando murió su madre, Sara no tuvo a otra persona más que a su padre y sus hermanas. Pasaron tiempos duros durante la crisis energética de 2299, como casi todo el mundo. Fue en esa época cuando su madre murió. Y ahora mismo no hacía más que recordar esos tiempos.

“Tengo que tranquilizarme. Necesito hablar con mi hermana.” Su hermana estaba en Nueva Zelanda, Precisamente. Allí estaba su familia, y ella en Marte. Ahora se preguntaba por qué se fue tan lejos a vivir. Su trabajo no le permitía estar tan cerca de sus familiares como hubiera querido en ese momento. Al cabo de un rato, se lavó la cara un poco y se sentó en el borde de la bañera. En ese momento entró una llamada. Sara (al igual que todas las demás personas conectadas a ALMA.net) detectaba la llamada entrante gracias a una sensación. No había politonos ni imágenes predeterminadas: simplemente, podía ser un olor, un recuerdo, una palabra. Cuando te llamaba alguien, sabías quién era. Era bastante intuitivo.

El problema era que quien llamaba a Sara era su padre.

No habían detectado fallos de este tipo hasta ahora. Era un fallo bastante molesto. Sara pensó que, como fuera una broma, no tenía ninguna gracia. Pero era algo bastante extraño. No supo muy bien qué fue lo que le pasó por la mente, pero decidió aceptar la llamada.

-¿Papá?- Contestó con cierto temor.

-Hola, Sara.- Contestó él. Efectivamente, era su padre. De nuevo pasó por su mente la idea de una broma de horrible gusto, perpetrada por su hermana.

-¡Maldita seas, Grace! ¡Esto no tiene gracia!

-No es una broma, Sara. Soy yo. No estoy vivo. Pero tampoco estoy muerto.

-¿Pretendes que me crea algo así? Voy a colgar.

-No vas a poder. – Sara cortó la comunicación. Era increíble que Grace llegara estos extremos. Se iba a enterar en cuanto llamara al servicio técnico.

-No tienes que llamar al servicio técnico.- Volvió la voz.- No le ocurre nada a ALMA.net.- Sara se quedó congelada, de pie en la puerta del baño.- No quiero que te asustes, sólo quería decirte por qué está pasando esto.

-Tiene que ser una broma… ¿o quizá estoy soñando?

-Escúchame. Soy yo, Claude, pero he pasado a mejor vida. Es una expresión que ahora sí tiene sentido para mí. Es algo bastante complicado de explicar, pero lo intentaré. Te preguntarás dónde estoy, y cómo estoy haciendo ésto estando muerto: lo cierto es que… siempre he sido así.

-¿Así como?

-Siempre he sido… un alma, como lo llamáis los humanos. En realidad no somos humanos. Somos seres, sí, pero estamos más allá de todo lo material. Estamos en otra dimensión, la cual no podéis ni siquiera ver, pero podéis sentir.

-¿Mi padre es un ser etéreo? Menuda tontería.

-Tu padre era mi forma de comunicación con los humanos. Todos y cada uno de vosotros tenéis un “alma”, algo que os identifica, que crece con vosotros. Ese “alma” es un individuo de nuestra especie, y hay uno por cada ser humano. ALMA.net es una forma de comunicación que nos utiliza a nosotros como medio, eso es todo. Formamos una especie de simbiosis con vosotros desde el principio de la humanidad, sólo que ahora os estáis dando cuenta de nuestra existencia.

Sara estaba desconcertada. ¿Dentro de ella había un ser etéreo que no era ella? ¿O sí era ella? ¿Cómo no podía darse cuenta de algo así?

-Sé que todo esto parece ridículo, pero es vital que lo supieras.

-¿Porqué? Después de tanta gente que ha muerto, ¿por qué has sido tú el primero en comunicarse con nosotros?

-Oh, no he sido el primero, créeme. Llevamos intentando comunicarnos con vosotros desde hace tanto tiempo… es posible que ahora gracias a ALMA.net podamos llevaros nuestro mensaje.

-El mensaje…

-Sí, el mensaje: no hay porqué tener miedo a la muerte. Al final, es simplemente una liberación. No hay porqué tener miedo. Siempre estaré a tu lado, da lo mismo la forma que tenga, o si no tengo forma. El alma seguirá siendo la misma.

Ultima modificacion el Domingo, 29 de Julio de 2012 18:33

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