
REPARTO
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Dionisio |
Javier García |
Paula |
Nuria Garzas |
Buby |
Roberto de la Mata |
Don Rosario |
Nilo Martín |
Fanny |
Charo Rodríguez |
El odioso señor |
Jaime Benito |
Don Sacramento |
David González |
La mujer barbuda |
Félix Rodríguez |
El guapo muchacho |
Jorge Navarro |
El anciano militar |
Borja Girón |
Pati |
Patrici López |
Sacra |
Mercedes Secundino |
Carmela |
Marta Mariscal |
Trudy |
Gema Lerma |
El cazador astuto |
David Ibañez |
El romántico enamorado |
Fernando Molina |
Con la aparición
especial de Abel Delgado |
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a |
En
esta comedia, se representa la noche de un joven que se va a casar al día
siguiente; su nombre es Dionisio. Al empezar la obra saca de su maleta un pijama
que lleva bordado un pájaro blanco, se lo pone y se acuesta para pasar la noche
previa a su boda. A partir de aquí le ocurren una serie de peripecias sin
sentido ni lógica, pero que provocan la sonrisa en el espectador. Termina la
obra al amanecer y cuando Dionisio sale hacia la Iglesia para casarse finalmente
con su novia. La obra se puede interpretar como el sueño de Dionisio, durante el
cual, al igual que un pájaro, disfruta de la libertad que su sociedad
provinciana y falsa le ha negado. Su sueño es la representación de todos sus
deseos reprimidos, el otro lado de la realidad, que es el inconsciente, y no
está controlado por las normas sociales.
En Tres
sombreros de copa se juega con la literalidad del lenguaje. Se enfatiza lo
inútil e innecesario. Es todo un plan para que el diálogo resulte un buen
ejemplo de la victoria de lo dionisíaco frente a lo apolíneo. Se exhibe una
experiencia emocional que va más allá de lo estético y de la contemplación o de
la calma. En el teatro del absurdo el lenguaje es vivo, juguetón, polisémico, y
en ningún momento equilibrado y formal.
El final de
la obra no tiene consecuencias, cada personaje sigue su vida como antes de que
todo comenzara. El sueño ha terminado y Dionisio va a cumplir su compromiso de
matrimonio. El absurdo queda reducido a un juego, al espacio donde se puede
representar “lo posible” y lo festivo, al espacio dionisiaco, o al espacio
inconsciente de los sueños en donde prima el instinto.
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